La explotación infantil es una de las problemáticas más graves que encontramos en la zona de Passor, en el estado de Haryana, India, donde se encuentra una enorme extensión de tierra arcillosa con más de 500 fábricas de ladrillos. Aquí se trasladan cada año miles de familias procedentes de otros estados más empobrecidos de India buscando trabajo y mejorar su calidad de vida. Cada fábrica atrae a unas 100 familias, cada una de ellas con una media de 3 hijos. La temporada de funcionamiento de las fábricas dura aproximadamente 9-10 meses, de septiembre a mayo/junio (el resto de meses las fábricas se cierran por época de lluvias) y los padres deciden en su mayoría trasladarse con sus hijos, imposibilitando que éstos acudan a la escuela en sus pueblos de origen y ofreciéndoles unas condiciones de vida bastante deficientes. Estas familias construyen cada año pequeñas chabolas con ladrillos defectuosos alrededor de las fábricas en las que trabajan, sin acceso a agua potable y saneamiento básico.
Además, la mayoría de estas familias pertenece a las castas más bajas, son analfabetas y no son conscientes de la importancia de la educación, por lo que en muchos casos los hijos son puestos también a trabajar desde edades muy tempranas, para así conseguir entre todos mayor cantidad de ladrillos a lo largo del día (cobran por ladrillo terminado). A ello se suman las limitaciones del lugar donde viven y el desconocimiento sobre la importancia de una buena higiene y alimentación, desatendiendo también estas partes importantes del crecimiento de sus hijos.
En 2010 desde ITWILLBE comenzamos a trabajar con Don Bosco ante la gravedad de la situación que se vive en las ladrilleras: niños que desde los 3-4 años de edad acompañan o ayudan a trabajar a sus padres en la fabricación de ladrillos. El objetivo principal de este proyecto es acabar con la situación de trabajo infantil en las fábricas de ladrillos, a través de la alfabetización y la formación y concienciación de sus familias. Para ello, se abre una escuela a la que acuden estos niños y en paralelo se desarrollan actividades de sensibilización con los padres, con el objetivo de que compran el valor de la educación, y acciones informativas en temas nutricionales y sanitarios, para lograr no sólo que los niños dejen de ser considerados mano de obra y acudan a la escuela, sino que además su desarrollo sea adecuado y gocen de buena salud y alimentación.
El valor del proyecto no solo radica en la cobertura de las necesidades básicas de cientos de menores, sino que a ello se suman las numerosas actividades de sensibilización que se realizan con las familias, tratando de conseguir un cambio en sus hábitos y la adquisición de conductas que perduren en el tiempo una vez abandonen las fábricas y se trasladen a sus pueblos de origen.
Desde ITWILLBE apostamos por una tendencia desarrollista del proyecto, buscando que, cuando los destinatarios dejen de hacer uso del proyecto, tanto su educación como sus necesidades de alimentación y sanidad básicas estén garantizadas. Desde el inicio del proyecto ya hemos conseguido que 3.000 niños y niñas reciban clases educativas, y hemos reducido el trabajo infantil un 76% en 20 fábricas, así como una reducción de un 54% en las enfermedades estacionarias (gripe ocular, fiebre estacional, paperas, diarrea). Sin embargo, aún son miles los menores en esta situación. Por tanto, es urgente garantizar la continuidad del proyecto para conseguir los mismos o mejores resultados en las 9 fábricas en las que estamos trabajando en 2020, y llegar a la totalidad de las fábricas en los próximos años.